La no-dualidad es uno de los conceptos más relevantes y complejos de las tradiciones filosóficas y espirituales orientales. Aunque suele vincularse al budismo, taoísmo o vedanta advaita, también aparece en el islam, el judaísmo, el cristianismo y corrientes espirituales modernas como el trascendentalismo o el perennialismo. Se la denomina en sánscrito advayao advaita, en tibetano gÑis-med, en chino pu-erh y enjaponés funi.
Según Grimes (1996:15), la no-dualidad es "un estado de consciencia maduro en el que la dicotomía 'yo-los otros' es transcendida y la consciencia es descrita como 'sin centro' y 'sin dicotomías'". Aunque puede aparecer espontáneamente, lo habitual es que sea el resultado de prácticas contemplativas.
El pensamiento dual está presente en muchas dimensiones de la vida humana. Según Loy (1999), estas son algunas de las principales formas en que se manifiesta:
Muchos conceptos se presentan como pares opuestos: grande/pequeño, bello/feo, rico/pobre. Aunque en la vida cotidiana estas oposiciones suelen ser neutras, cuando se vinculan con emociones intensas o creencias religiosas, pueden convertirse en fuente de sufrimiento.
En las religiones abrahámicas, la dualidad central es la de bien y mal. Esta visión convierte la existencia en un campo de batalla moral. Como ejemplo histórico, durante las Cruzadas, lo que para los cristianos era una lucha por el bien, para los musulmanes representaba lo contrario.
En cambio, las tradiciones orientales buscan superar incluso esta oposición. El Buda lo expresa así:
Subhuti, las denominadas virtudes positivas no son positivas, y esta es la razón por la que se denominan virtudes positivas.
(Vajracchediña Prajñaparamita Sutra, Lu K’uan Yu, 1971: 18-19)
También Nagarjuna señala:
El “mal” solo existe en relación con el “bien”… la noción de “bien”resulta inseparable de la noción de “mal”.
(Mulamadhyamikarika XXIII:10-11)
El taoísmo coincide: "Debido a que existe el 'ser', también existe el 'no-ser'" (deBary, 1964).
Muchas personas conciben la meditación como un medio para alcanzar un estado diferente. Esta orientación crea una separación entre el presente y un objetivo futuro, lo que contradice la práctica misma.
Ciertas técnicas de meditación, como la visualización, el bodyscan o la autoindagación, pueden fortalecer la idea de un"yo" observador. Desde la perspectiva no-dual, esto refuerza la separación sujeto-objeto. Loy ha argumentado que estas prácticas podrían estar contraindicadas para alcanzar la no-dualidad, aunque no todos los autores coinciden.
La práctica recomendada sería la llamada shikantaza ("solo sentarse"), una meditación sin objeto ni esfuerzo.
En muchas religiones, el mundo terrenal se considera un paso previo hacia una realidad más perfecta. Así, en el cristianismo, el islam o el judaísmo, la vida se entiende como una prueba para acceder a un paraíso posterior.
Incluso el budismo temprano distingue entre Samsara y Nirvana. Sin embargo, Nagarjuna afirma en el Mahayana:
No hay nada que diferencie al Samsara del Nirvana... Entre estos dos no hay ni la más mínima diferencia.
(MMK 25:19-20)
El cambio no es de lugar, sino de percepción. Si se ve el mundo como fragmentado, es Samsara. Si se reconoce su unidad profunda, es Nirvana.
Esta es la más fundamental: la creencia de que hay un "yo"separado del mundo que lo observa. En realidad, esta separación es una construcción mental.
El Vedanta expresa esta visión con claridad:
Cuando la mente realiza a Brahman no percibe ninguna multiplicidad...El yo trasciende toda diferenciación entre el conocedor, el conocimiento y el objeto conocido.
(Katha Upanisad II, i, 10-11; Atmabhoda 41)
El Tao-te-king también afirma:
Existe un principio que lo contiene todo... no depende de nada y nunca cambia... lo denomino tao.
(Capítulo 25)
Y Chuang Tzu relata que los antiguos no diferenciaban entre las cosas, ni juzgaban: “solo cuando aparecieron los juicios comenzó la destrucción del tao”.
En las tradiciones meditativas orientales, la superación de la dualidad sujeto-objeto no es solo un concepto filosófico, sino un objetivo de la práctica. El yo es visto como una construcción que puede deconstruirse, y con ello aparece la experiencia directa de unidad.
Esta realización no niega la realidad relativa, sino que la integra con la verdad absoluta: todo lo que existe forma parte de un mismo flujo, sin separación.
La no-dualidad no es una idea abstracta, sino una forma de percibir y estar en el mundo sin dividirlo en opuestos. Superar la dualidad yo-mundo ,bien-mal, presente-futuro, cuerpo-mente, permite una comprensión más profunda de la realidad. Según estas enseñanzas, la Iluminación no es llegar a otro lugar, sino ver con claridad lo que siempre ha esta dopresente.
Del libro:
Vacuidad y no-dualidad: Meditacionespara deconstruir el "yo" – Javier García Campayo
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