El estrés crónico es uno de los grandes enemigos de la salud en el mundo actual. No solo deteriora nuestro bienestar psicológico, sino que también influye directamente en el cuerpo, facilitando la aparición de múltiples enfermedades. Comprender esta relación resulta esencial para prevenir trastornos y vivir con mayor equilibrio.
Manuel, gerente de una empresa de informática y con una vida aparentemente satisfactoria, sufría un malestar constante. Su queja era clara: «Siempre estoy pensando, dándoles vueltas a las cosas». Esta actividad mental incesante le provocaba insomnio, malhumor, y una desconexión total de sus momentos de ocio. Como muchos, buscaba una solución rápida, pero lo que realmente necesitaba era calmar su mente. Una de las herramientas más eficaces para ello es el mindfulness.
El estrés prolongado tiende a generar enfermedades mentales, siendo el insomnio uno de los primeros síntomas. Se estima que entre el 30% y el 40% de la población mundial lo sufre, afectando a la atención, la memoria, y las relaciones interpersonales.
Cuando el estrés se mantiene en el tiempo, puede derivar en ansiedad. Esta afecta a casi el 10% de las personas y se manifiesta con síntomas como:
Si no se trata, la ansiedad puede desembocar en depresión, trastorno que afectará a una de cada cinco personas a lo largo de su vida. Aparecen entonces el ánimo bajo, la incapacidad para disfrutar, el llanto frecuente y la baja autoestima.
Es posible hacer una autoevaluación sencilla para detectar señales tempranas:
El estrés agudo puede manifestarse en forma de síntomas físicos sin causa médica aparente. Esto es lo que se conoce como somatización. Se calcula que más del 35% de las personas atendidas en consultas médicas presentan síntomas psicosomáticos.
La experiencia del autor en primera persona, durante sus años universitarios, ilustra esta situación. El temor a una enfermedad cardíaca —basado en antecedentes familiares y el aprendizaje académico— desembocó en síntomas reales, aunque sin base física. Solo tras una adecuada explicación médica y el trabajo con la relajación, los síntomas desaparecieron.
Muchas patologías comunes tienen un componente psicosomático. En especialidades como neurología, digestivo o ginecología, más del 50% de los pacientes presentan síntomas de esta naturaleza. Incluso en enfermedades con clara base orgánica, como una apendicitis o un accidente cerebrovascular, se ha observado que más de la mitad de los pacientes han pasado por situaciones de estrés en los seis meses previos.
Un ejemplo es el caso de Luisa, ejecutiva de banca que sufría un síndrome de intestino irritable. A pesar de años de pruebas médicas, los tratamientos eran ineficaces. Solo cuando abordó el estrés con prácticas como el mindfulness, logró una mejora significativa.
Desde comienzos del siglo XXI, la teoría de la neuroinflamación ha ofrecido una base científica sólida para explicar los efectos del estrés crónico sobre el cuerpo. Se basa en el papel del cortisol, cuya elevación sostenida altera los mecanismos de inflamación del organismo mediante citoquinas.
La inflamación, útil cuando es puntual, se vuelve perjudicial si es crónica, pudiendo:
La predisposición genética también influye: no todos desarrollan enfermedades al mismo nivel de estrés. Por ello, mantener niveles bajos de estrés se considera una medida clave para la salud general.
El estrés no solo enferma el cuerpo. También deteriora profundamente la calidad de vida. En el ámbito profesional, afecta al 45% de los trabajadores y es la segunda causa más común de enfermedad laboral. Provoca absentismo, bajas, pérdida de productividad y un mayor riesgo de consumo de sustancias.
En el terreno personal, incrementa la irritabilidad, dificulta la escucha activa y genera conflictos, especialmente con la pareja y los hijos. Puede incluso llevar al distanciamiento y pérdida de amistades.
Una técnica sencilla para reducir el estrés cotidiano es la práctica de los tres minutos. Consiste en tres pasos:
Este ejercicio, breve pero potente, puede realizarse varias veces al día para romper el piloto automático o regular emociones negativas.
Reducir el estrés no es un lujo, es una necesidad para la salud integral.
Del Libro:
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